Las sillas de la abuela

  • Viejas,
  • oxidadas,
  • con el tapizado roto, reseco,
  • y con suerte dos tornillo por silla.
El modelo no es para nada agraciado, pero una buena combinación de colores y un poco de amor pueden hacer milagros.

Su estructura cuadrada las hace mucho más resistentes que las de caño redondo.

La forma redondeada de los bordes del tapizado brinda confort a las piernas y el respaldo no raya las paredes.



Las vi y las amé.

Pasos
  • Sacarle los pocos tornillos que le quedaban, para retirar los tapizados.
  • Pasar por toda la superficie metálica  una buena lija al agua de 80, más gruesa no porque puede hacer surcos en el metal.
  • Secar con un trapito que no deje pelusas y pasar unas pinceladas de convertidor de oxido y dejar actuar (este líquido con aspecto a agua coloreada remueve por completo el oxido existente).
  • Limpiar bien la superficie con Tiner o algún solvente no graso (por ejemplo no utilizar kerosene)
  • Pintar con antióxido con color (el que más se parezca al color final que utilices)
  • Lijar nuevamente con lija al agua pero ahora de 220. Repetir este paso por cada mano de pintura que apliques.
  • Pintar con el color que desees.

Importante: Cuando apliques la pintura que este bien liviana, es decir bien diluida, esto evitará gotas gruesas y rayas del pincel. La proporción es 60% pintura 40% diluyente.
  
Ideales para una cocina, a prueba de niños y se limpian con un trapito humedecido con un toque de limpiador en crema blanca.

Si deseas proteger aún más el tapizado podemos hacer una funda que vista toda la silla o un almohadón bien chatito atado en las esquinas.




Las sillas están terminadas queda hacerle un par de detalles de decoración que subiré en unos días.

  
Espero tus comentarios…



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